No quería dejar pasar mis primeros días aquí sin hablar de uno de los fotógrafos que más me ha influenciado, y por el que siento mayor pasión. Richard Avedon(Nueva York, 15 de mayo de 1923 - San Antonio, Texas, 1 de octubre de 2004) fue un arquitecto de la psicología humana, con una capacidad para mostrar la realidad detrás de la persona fotografiada digna de los grandes pintores. Actores, políticos, celebrities, marginados… pasaron por su objetivo, quedando todos al mismo nivel de realidad, democratizando al ser humano en su esencia más desgarradora. Sin olvidar su faceta como fotógrafo de moda, donde prácticamente estableció los cánones de la industria desde los años 40, donde rápidamente se convirtió en Jefe de Fotografía de Harper’s Bazaar, como en su época dorada en Vogue.
Su fotografía es muy fácilmente identificable, y refleja la simplicidad y el poder que se esconden tras su visión: fondo blanco, una sóla fuente de luz, casi siempre frontal y elevada, y el sujeto mirando de frente a cámara. Es famoso (y ya nos lo comentó en su día nuestro compañero Miguel Angel Ordoñez) su método de trabajo, consistente en agotar mentalmente al retratado mediante largas sesiones y preguntas psicologicamente incómodas, logrando de ellos expresiones y rasgos difícilmente obtenibles de otro modo. Su condición de fotógrafo famoso, como le ocurriría más tarde a Annie Leibovitz, le hizo merecedor de la confianza de muchos y grandes artistas, músicos y actores, de los cuales obtuvo imágenes icónicas en muchos casos. También son famosas sus exposiciones, con fotografías de gran tamaño (en ocasiones, supoerando el metro de largo), una de las ventajas de trabajar con cámaras de gran formato.
Su contribución a la fotografía de moda fue fundamental, en una época en la que la mujer no estaba ni de lejos valorada como lo está hoy día, y las revistas de moda nos presentaban a unas modelos sin emociones, mirando indiferentes a cámara, Avedon las dio vida, poder y control sobre ellas mismas, mostrándolas en acción y haciéndolas protagonistas de su propia imagen. Aún hoy, es difícil hojear una revista de moda sin ver poses con la mujer elevándose sobre el suelo, concepto que Richard Avedon fue el primero en explotar, y que denota cómo, en un sentido metafórico, le dio alas a la mujer. Frente al carácter más duro y agresivo de fotógrafos de la época como Helmut Newton, Avedon es delicado y femenino, sin perder la fuerza que le caracteriza.
Como fotógrafo social, es fundamental recordar su gran trabajo In The American West, que le llevó 5 años de su vida durante los cuales fotografío a los americanos “que nunca escribirían la historia de su país”. Durante todo el viaje, tomó todas las fotografías sobre el mismo fondo blanco, utilizando la luz natural posicionando el estudio improvisado a la sombra de granjas, garajes, casas… 123 fotografías que reflejan miseria, pobreza, pero también orgullo, y lucha por sobrevivir. También se mostró como un artista comprometido políticamente, al realizar reportajes sobre líderes militares y víctimas de la Guerra de Vietnam, y presenciando con su cámara la caída del Muro de Berlín. Según fueron pasando los años, estas inquietudes políticas fueron superando su interés por la fotografía de moda que le había hecho mundialmente famoso, y enfocó su trayectoria hacia ellas, de forma que cuando murió, se encontraba preparando un reportaje para el New Yorker titulado On democracy, que documentaría el proceso electoral estadounidense de 2004. Algunas de esas fotografías se incluyen en uno de los libros publicados tras su muerte, Portraits of Power.
Richard Avedon murió en Octubre de 2004, como consecuencia de un derrame cerebral que sufrió mientras se encontraba trabajando. Desde entonces, sigue batiendo récords, como la reciente venta de una fotografía suya por 841.000 euros. Queda su trabajo y su fotografía para seguir inspirando a generaciones de fotógrafos.
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